“Hipnocracia“ es un concepto creado por Jianwei Xun, un filósofo hongkonés afincado en Berlín, que ha publicado un ensayo que tiene como título justamente Hipnocracia y que rápidamente se convirtió en el libro del año. Un concepto inquietante que propone que el poder hoy ya no manda gritando ni reprimiendo… sino seduciendo. Nos gobiernan no tanto con leyes como con imágenes, emociones, likes, y, sobre todo, distracción. Pero, a primeros de abril una noticia saltó a todos los medios, Hipnocracia, el libro escrito por el filósofo de moda era, en teoría, un fraude. El autor no existía y el libro había sido escrito por una IA. ¿Qué hay de cierto en ello? El filósofo Eduardo Infante conversa con Francisco Martínez Soria, editor en español de Hipnocracia, tratando de sacar luz sobre este tema.
¿El libro es un engaño o una performance filosófica? ¿Dónde está la línea entre experimento y estafa?
No, no es ningún engaño. Este libro es un experimento meta-narrativo de varios pensadores, liderados por el filósofo italiano Andrea Colamedici. Una performance filosófica que utiliza la propia autoría para ilustrar cómo la manipulación de ideas en el ámbito público, pero también en el personal, puede influir en nuestra percepción de la verdad, de la realidad.
Esa línea que comentas entre el experimento y la estafa está en la intención y en la transparencia. Y aquí, el proceso de revelación del autor era parte de la propuesta. Nunca, nunca, se intentó engañar al lector, sino implicarlo en el propio experimento. Y esta idea de hacer partícipe al lector me parece fundamental.
¿En qué momento se decidió revelar que Jianwei Xun no existe? ¿Había un plan maestro o fue una bomba de última hora?
Claro, la revelación estaba planeada desde el principio. Nosotros sabíamos que a primeros de abril saldría a la luz. El concepto de Xun como autor formaba parte integral del proyecto, La revelación fue un paso calculado dentro de una narrativa que quería cuestionar las estructuras de autoridad en torno al conocimiento.
Pero me gustaría insistir en un hecho importante.
Para nosotros y para los tiempos actuales, Jianwei Xun existe.
Debemos preguntarnos no tanto ¿QUIÉN es Jianwei Xun? Como … ¿«QUÉ» es? Y su existencia es imposible de negar, aunque incomode.
«No soy un individuo, soy un proceso», dice el mismo Xun en un artículo de Le Grand Continent.
Y eso cambia las reglas del juego. Porque no es un autor tradicional. Es ese resultado de una colaboración entre filósofos, algoritmos e instituciones sociales. Una identidad construida deliberadamente para desafiar los criterios con los que validamos ideas y otorgamos autoridad.
¿Qué reacción esperabais del lector? ¿Queríais que se sintiera engañado o que se sintiera parte del experimento?
Diferenciaría claramente los medios y los lectores. Siendo sinceros no esperábamos que tantos medios cayeran en lo que el mismo libro pretende combatir. Reprodujeron la equívoca noticia del primer libro escrito por IA sin entrar en su lectura. Y eso es triste, pero es una realidad que nos demuestra esa sociedad hipnocrática que vivimos.
Si la idea era generar una reflexión sobre cómo nos afectan las narrativas y cómo aceptamos información sin cuestionar su origen, aquí la tenemos. La reacción lo ha demostrado. Insistimos, el libro no busca engañar, sino involucrar a los lectores en una experiencia que les haga pensar sobre la naturaleza de la verdad y la manipulación.
¿Puede un autor ficticio escribir el libro del año? ¿Qué dice esto sobre el estado del pensamiento y del mercado editorial?
Jianwei Xun es un autor ficticio y no, como hemos dicho. Lo importante es si su obra provoca reflexión y conversación, independientemente de quién la firme o de con quien trabaja el autor. Y la acuñación del término hipnocracia para entender la sociedad actual me parece un gran hallazgo. Este experimento pone en evidencia cómo el pensamiento se mueve más allá de la autoría tradicional, cuestionando no solo las ideas, sino también el propio mercado editorial, que a veces prioriza más la figura del autor que el contenido mismo. ¿Reflexionamos sobre eso? Este libro abre el debate.
El libro no solo habla de la manipulación de masas, sino que la práctica. ¿Es un acto de coherencia o de provocación?
No, no se busca la provocación. Es un acto de coherencia. Al practicar lo que se describe en el libro, Hipnocracia refuerza su mensaje sobre cómo la manipulación opera en nuestras vidas cotidianas.
¿Queríais demostrar que nos tragamos el relato antes que contrastar los hechos?
La verdad es que no se buscaba demostrarlo, pero las reacciones nos han dado la razón.
¿Crees que si el libro hubiera estado firmado por un filósofo español de Cuenca no habría tenido la misma repercusión?
Ninguna duda. Pero, no solo de la maravillosa Cuenca, pasaría si lo hubiese firmado cualquier pensador europeo La figura del autor, especialmente cuando es desconocido o pertenece a un contexto diferente, genera una atención distinta, y más si este es de otro continente que no sea el americano o el europeo. Y si tiene algunas similitudes con algún filósofo de moda que todos conocemos, aún más. La seducción forma parte de la hipnocracia.
¿Os ha dado miedo en algún momento que este juego os estallara en la cara?
Claro, cualquier experimento como este conlleva riesgos. Además, la noticia salió poco después del affaire Anagrama. Nos han llamado los medios para ver si retirábamos el libro intentado encontrar morbo, engaño, donde no lo había. Porque todo el proceso ha sido muy transparente, todos estábamos informados.
De hecho, invito al lector a que lea y disfrute del lúcido análisis que hace el autor de cómo vivimos en la hipnosis del relato, y luego vaya y lea el apéndice que cierra el libro, donde se explica paso por paso todo el proceso. Eso sí, por favor, que no lo lea antes.
Todo estaba estudiado, para reforzar la figura de Jianwei Xun. Colamedici creó una web, un perfil en Academia.edu con un artículo específico y referencias cuidadosamente ubicadas en el ecosistema informativo.
El propósito siempre fue provocar una reflexión genuina, y aunque sabíamos que habría controversia, confiábamos en que el debate abierto sobre la obra fortalecería el mensaje de Hipnocracia.
¿Qué aprendéis como editorial con este experimento? ¿Os planteáis repetir la jugada con otro autor que no exista?
Este experimento nos ha enseñado mucho sobre el poder de las narrativas. Y la verdad es que este hecho performativo de pasar de una filosofía teórica a una práctica, lo vemos más que necesario.
Así que siempre que haya una filosofía práctica, no nos importaría estar allí. Y cuidado, este experimento es sumamente crítico con el mal uso de la IA. Cosa que muchos medios también ignoran.
¿La verdad importa o solo importa que algo “parezca cierto”?
La verdad debería ser esencial, pero ¿lo es ahora? La percepción de la verdad también juega un papel crucial en cómo nos relacionamos con el mundo. Pero como se señala en el libro, la realidad no ha desaparecido, se ha convertido en un reflejo, Ya no existe ninguna idea central, ningún punto fijo desde el que observar el mundo. Cada imagen se refleja en otra, cada narración se multiplica y fragmenta hasta perderse en el ruido. Se nos intenta decir que ya no existe lo verdadero ni lo falso, solo la proliferación infinita de posibilidades.
Vivimos así en un estado de hipnosis permanente, donde el ritmo ha sustituido al sentido y el flujo de información continua ha borrado toda posibilidad de escape.
¿Cómo podemos diferenciar entre información, espectáculo y manipulación en un entorno saturado de estímulos?
Es fundamental desarrollar una mentalidad crítica. No podemos salir de la realidad o del estado hipnocrático, pero sí que podemos ser conscientes de que vivimos en él. La información necesita ser contrastada, el espectáculo debe ser reconocido como tal, y la manipulación debe ser identificada para poder tomar decisiones informadas.
Este libro tiene dos partes, una define el concepto y la otra nos orienta sobre cómo combatir esa hipnocracia. Propone estrategias de resistencia invisible y prácticas de autonomía que van más allá de la simple verificación de datos o la desconexión, que también es necesaria en muchos casos. Y la verdad que la forma de hacerlo es jugar con las mismas reglas, y crear también los múltiples relatos. Lo que hace el libro. Se estará de acuerdo o no, pero está muy bien argumentado.
¿Se puede deliberar colectivamente cuando cada uno vive encerrado en su burbuja informativa personalizada?
Es difícil. Tras leer este libro vi una necesidad. No sé si equivocada o no, pero, al igual que lo que significó en su día Indignaos, este libro es una llamada a salir de esa burbuja que comentas. Casi como un pásalo, y venga, reacciona. Que seamos conscientes de cómo enfrentarnos a esta hipnocracia. y, por supuesto. la clave está en fomentar la escucha, el diálogo, el respeto y la reflexión. Esto requiere esfuerzo y un compromiso con el pensamiento crítico y colectivo.
¿Pueden el arte, la literatura o el humor ser formas de sabotaje frente a esta lógica de la distracción?
Definitivamente. El arte y la literatura pueden interrumpir la lógica de la distracción al ofrecer espacios de reflexión profunda, mientras que el humor puede ser una herramienta para cuestionar y subvertir las narrativas dominantes. Creo que la perfomance de este libro así lo demuestra.
¿Qué significa hoy “despertar”? ¿Y cómo saber si ya estamos despiertos o seguimos dormidos con los ojos abiertos?
Despertar hoy significa ser consciente de las narrativas que nos rodean y de cómo nos afectan. El reto fundamental para este sujeto hipnocrático no consiste en resistirse a esta naturaleza sino aprender a navegar por la gran variedad de conversaciones en las que estamos implicados.
Se trata de desarrollar una forma de presencia que pueda existir precisamente a través y gracias a estos múltiples diálogos, manteniendo al mismo tiempo un núcleo de lucidez, de despertar, como bien señalas, que impida la absorción completa en cualquier conversación particular.
Se trata de conseguir un yo conversacional, capaz de navegar entre distintos estados de diálogo y de mantener una forma de presencia lúcida incluso dentro del trance algorítmico.
¿Difícil? Sí, pero no imposible.
(Esta entrevista es un extracto de un amplio diálogo realizado en la sección “El que sabe que no sabe” de “Las Mañanas de RNE”)