Ariana Harwicz (Buenos Aire,1977) vive en el campo en Francia desde 2007. Su primera novela, Matate, amor (2012) y resultó finalista del Primer Premio del Libro de la EIBF en 2017, del Premio República de la Conciencia, del Man Booker International en 2018 y del BTBA en 2020. Adaptada al teatro, será llevada al cine por Martin Scorsese, bajo la dirección de Lynne Ramsay. Sus obras han sido adaptadas al teatro y la ópera Dementia, cuyo libreto ha escrito, se estrenará en BA.
En 2021 publicó Desertar, un libro de conversaciones sobre traducción y deserción de la lengua materna escrito junto con Mikaël Gómez Guthart. Sus relatos figuran en medios como Harper’s, Granta, Letras Libres, Babelia, The White Review, Brick, Paris Review, The New Yorker, etc.
Su cuarta novela, Degenerado (2019) fue publicada por Anagrama y en 2022 la editorial reunió sus tres primeras novelas en Trilogía de la pasión. En 2023 ha publicado El ruido de una época, un ensayo acerca del Mal literario y las extorsiones contemporáneas. Su más reciente obra es Perder el juicio, el viaje de un secuestro donde la vida es vista como el armado de una evasión. © Alejandro Meter.
1. ¿Cuándo empezó a escribir?
Comencé a escribir en el momento en que desperté de la letanía. Me había pasado 32 años viviendo sin poder escribir, sin poder llegar a la escritura, y un día desperté. No es un milagro o no solamente, es sobre todo el trabajo de toda una vida. A la escritura se llega luego de un trabajo espiritual. Porque escribir es una forma de contemplación.
2. ¿Cuándo y cómo escribe?
Cuando, diría que siempre, eludir la escritura una vez que se accede a ella, es casi imposible. Se escribe siempre, sobre todo cuando no se escribe. Un autor había dicho eso, que la mayor parte del tiempo; escribir, consiste en no escribir. Tener conciencia ya es estar escribiendo, escribir es todo lo que se arma en la cabeza, todas las redes conceptuales que se fabrican, toda la ruptura de la lengua, toda la demolición mental. ¿Cómo? siempre en el campo, siempre en medio de la naturaleza y el silencio. Siempre lejos de la ciudad y del ruido. Sobre desde otros siglos entre sus ruinas.
3. ¿A mano o a máquina? (la escritura, no el lavado).
Escribo en la computadora, el trabajo físico de escribir, pero insisto, todo el trabajo invisible, interior, oculto de la escritura lo hago con notas a mano. Esos apuntes y notas al pie conforman después, la música de la novela.
4. ¿Tiene alguna manía o hábito ante el momento de la escritura?
Escribir ya es tener una manía. Escribir es maniático. Escribir es un exceso, una neurosis o un síntoma, algo que en parte no puede controlarse, por eso de escribe.
5. ¿A quién pediría consejo literario?
Les pediría un consejo literario a los muertos, siempre a ellos porque vivieron más. Se lo pediría y se lo pido a Thomas Bernhard, a Imre Kertész, a Agota Kristof, a Diderot. También a los que tienen amenazas de muerte encima o una fatwa.
6. Si pudiera reencarnase en algún escritor/es, ¿a quién elegiría?
No creo en la reencarnación pero a su vez, la literatura es un poco ese exorcismo, ese vivir en otro, esa transmutación de vidas, esa transfusión, ese vivir entre muertos. Me hubiera gustado ser Flaubert o Katherine Mansfield, pero ¡qué sufrimiento!
7. Qué recomendaría a los autores noveles?
No recomiendo nada, pero siempre repito lo mismo a los que comienzan a escribir. Que se deshagan violentamente de la lengua que les impone la época.