Lleva cinco décadas viviendo en Suecia, incluso escribiendo sus obras en sueco, pero Theodor Kallifatides, su nombre le delata, es griego de nacimiento y un autor de prestigio en los últimos años. Ahora da una historia sobre una hetera que trató a algunos de los filósofos más importantes de la Grecia antigua.
En la mitología griega, la bellísima Timandra, una de las hijas de Leda y Tindáreo, se casó con Équemo, rey de Arcadia, con el que tuvo un hijo al que llamaron Laódoco. Pues bien, como en el caso de sus hermanas Clitemnestra y Helena, Timandra fue infiel a su esposo, al que abandonó para emparejarse con Fileo.
Pero hubo, hay otra Timandra en la Antigüedad griega, aquella que fue amante de Alcibíades, estadista, orador y estratega ateniense, y miembro de una familia aristocrática que tuvo un papel destacado en la segunda fase de la guerra del Peloponeso como consejero estratégico, comandante y político. Una mujer que compartió conversaciones, nada más y nada menos, que con Sócrates y Eurípides. Y a este personaje tan interesante le ha dedicado su última novela Theodor Kallifatides (1938), escritor sueco de origen griego, nacido hace 84 años en Molaoi, en el Peloponeso, con la que ha regresado al griego, su lengua materna, después de dedicarse a escribir durante décadas en sueco.
Timandra vivió hace dos mil quinientos años y era conocida por su hermosura, elegancia e inteligencia, y ahora queda encarnada en la voz narrativa de una obra que ha sido todo un reto para su autor, al haber de adoptar la sensibilidad femenina para contar su historia. Lo hace después de una trayectoria que le ha granjeado un enorme prestigio últimamente, con unos cuarenta libros en su haber, entre páginas de ficción, ensayo y poesía, con esta particularidad tan curiosa, provocada al emigrar al país escandinavo, en busca de oportunidades laborales, a la edad de veintiséis años junto con sus padres.
Allí estudió en la Universidad de Estocolmo y se licenció en Filosofía, para a continuación trabajar en dicha universidad como profesor entre 1969 y 1972. Allí se consagró a su andadura literaria propia, con un primer libro en 1969 de poesía, pero también ajena, pues también es un destacado traductor; y es que Kallifatides ha traducido del sueco al griego a Ingmar Bergman y August Strindberg, y asimismo, del griego al sueco a Giannis Ritsos o Mikis Theodorakis. Además, ha escrito libros de viajes, obras de teatro y guiones cinematográficos (también ha dirigido una película).
Troya y nazis
La propia Timandra es quien nos cuenta en primera persona su vida y recrea la Atenas de su tiempo, como decíamos, en plena Guerra del Peloponeso contra Esparta. En torno a ella surgen, pues, figuras, lugares, tiempos, la Atenas del Ágora y puertos, gimnasios y campos de batalla. De tal modo que estamos ante una novela histórica que se asienta en hechos y sitios reales, lo que no es nuevo para el bueno de Kallifatides, dado que ya se centró en la Grecia antigua en otra obra anterior, El asedio de Troya, que publicó Galaxia Gutenberg en 2020.
En ella, partiendo de la Ilíada, conocíamos a una joven maestra griega que recurría al poder duradero del mito para ayudar a sus estudiantes a sobrellevar los terrores de la ocupación nazi. De esta manera, las bombas caen sobre un pueblo griego durante la Segunda Guerra Mundial, y esta docente lleva a sus alumnos a una cueva para refugiarse. Allí les cuenta sobre otra guerra, cuando los griegos sitiaron Troya. Día tras día, cuenta cómo los griegos sufren de sed, calor y nostalgia, y cómo se enfrentan los oponentes: ejército contra ejército, hombre contra hombre. Una historia conmovedora y que realizaba un paralelismo entre los que invadían Grecia y el ejército de la Alemania nazi.
En ese mismo año, la misma editorial lanzaba su obra Madres e hijos, en que pudimos ver cómo, a los sesenta y ocho años, este Kallifatides exiliado en Suecia desde hace más de cuatro décadas, visitaba a su madre de noventa y dos, en la ciudad donde seguía residiendo, que no era otra que Atenas, con la conciencia mutua de que podía ser ese uno de sus últimos encuentros. El autor relataba lo que vivían durante la semana que pasaban juntos, recordando lo que había sido lo más importante en sus vidas; entre las rememoraciones, aparecía con fuerza el padre, que tuvo una vida dura como como exiliado griego en Turquía y como preso unos meses de los nazis.
Así las cosas, estamos ante un autor que, ya sea en la narrativa como en libros de más acento autobiográfico, desea ir al centro de las emociones humanas, de los sentimientos del hombre y la mujer, en lo individual como en lo social e histórico.
Análisis de Europa
Por otra parte, el año pasado tuvimos la ocasión de conocer Lo pasado no es un sueño (Galaxia Gutenberg), su novela más autobiográfica, en la que Kallifatides narraba su vida desde que abandona su pueblo natal hasta que retorna a él para recibir el homenaje de sus vecinos convertido ya en un escritor consagrado. Era la forma de ver cómo fue la infancia y la adolescencia del autor en aquella Atenas de los años cuarenta y cincuenta. Y de algún modo ha vuelto al origen con Timandra, a su Grecia de hoy, que recoge los mitos y las grandezas del mundo de la filosofía y de una civilización que aún es cuna de nuestra vida en sociedad.
La novela viene a consolidar lo que empezó en el año 2019, cuando con la obra Otra vida por vivir (Galaxia Gutenberg), el autor obtuvo una gran aceptación entre el público español. En aquel libro, de nuevo un anciano Kallifatides, sintiéndose bloqueado como escritor, tomaba la difícil decisión de vender su estudio de Estocolmo y retirarse, decidiendo a la vez que tenía que viajar a Grecia con la esperanza de redescubrir la fluidez perdida del lenguaje. En el libro, Kallifatides exploraba la relación entre una vida con sentido y un trabajo con sentido, y cómo reconciliarse con el envejecimiento. Ese bloqueo tenía que ver con la muerte de su madre, a la que se sentía muy unido pese a la distancia que les separaba; de hecho, llegó a decir que ella era su mayor inspiración. Entonces se puso a escribir Otra vida por vivir, donde también se ocupaba de las tendencias preocupantes en la Europa contemporánea, desde la intolerancia religiosa y los prejuicios contra los inmigrantes hasta la crisis de la vivienda y su tristeza por el maltratado estado de su amado país.
Ello venía de lejos y él lo vivió en sus carnes. En su infancia vio cómo Grecia era ocupada por los nazis, lo que marcó la vida de su abuelo y de su padre, profesor como acabaría siendo él. Siempre preocupado por el devenir del continente, Kallifatides suele reflexionar cuando le entrevistan sobre temas candentes como la xenofobia, el racismo, el machismo… y justamente en la ocasión de Timandra, fue su oportunidad para reivindicar a una persona en apariencia marginal: mujer y cortesana.
La amante de Alcibíades
A día de hoy, dice que no está seguro de si seguirá escribiendo, de modo que quedémonos, disfrutemos de esta historia que nos lleva a conocer a Timandra, que significa «la que honra al hombre». El contexto es el siguiente: con Atenas y Esparta en una contienda que se alargará durante casi treinta años. El conflicto irá viéndolo el lector a medida que siga los pasos de Timandra, la narradora de la novela, que empieza hablando desde una pequeña cabaña de Frigia, en el momento en que se queda mirando el cuerpo desnudo de Alcibíades, que yace dormido a su lado.
Como ha escrito Olivia Lahoya Cuente, de Librería Estudio (en Miranda de Ebro, Burgos), «el sueño inquieto de Alcibíades perturba el ánimo de Timandra, quien percibe el fatal peligro que acecha en la oscuridad del exterior. Ante la incertidumbre del futuro próximo que le espera, que espera a ambos, y la imposibilidad de dormir igual que su amado, nos hace viajar hasta su niñez, cuando su madre aún no ha comenzado a aleccionarla en los misterios del placer; cuando aún no ha conocido a Alcibíades, el más querido de sus amantes y el hombre al que seguirá hasta el final».