Para los amantes de la no-ficción y las letras subterráneas Mear Sangre es una obra totémica. Publicada originalmente en 1976 y rescatada del olvido por empeño de la editorial Autsaider, llevaba décadas descatalogada y había alcanzado las tres cifras en el mercado de coleccionismo y segunda mano.
Mear Sangre está muy lejos de ser una autobiografía al uso. Su autor, José Luis «Dum Dum» Pacheco, tampoco es un escritor convencional. Delincuente infantil-juvenil en la España franquista de los 60, presidiario desde los 16 a los 19 años, legionario al salir de la cárcel y más tarde, boxeador profesional y campeón de España de los pesos welter.
Como no podía ser de otra manera, se trata de un narrador intuitivo, con un estilo entre magnetofónico y confesional, sin pretensiones literarias ni hagiográficas, pero con una capacidad de enganchar al lector abracadabrante. Cuenta su vida sin frenos ni cortapisas, sin sentirse observado, una verdad íntima y desnuda, un viaje a la mente y los sentimientos del autor como en un diario que no espera ser leído, de hecho, la publicación del libro en su día fue casi accidental. Pacheco comienza a escribir en los últimos meses de sus tres años de condena en Carabanchel. El cura de la cárcel, a quien ha salvado la vida en dos ocasiones, no entiende cómo siendo «un buen chico» de diecinueve años puede estar en la galería de los presos más peligrosos y haya pasado casi un tercio de su condena en una celda de castigo. Le insta a echar la vista atrás y escribir sobre su vida, rememorar su infancia, los delitos que le han llevado hasta allí tan joven y las penurias sufridas en prisión.
Casi a modo de terapia comienza este relato, de su puño y letra en 1969. Lo seguirá escribiendo durante años ya en libertad, rememorando episodios dramáticos, exorcizando daños pero sintiéndose de algún modo al mando de su propia existencia, imponiendo su voluntad y su coraje sobre un destino aciago al que parecía predestinado. Al alzarse con el campeonato de España por primera vez en 1975 –lo haría hasta en ocho ocasiones– decide dar por terminada la escritura de este libro. En ese momento ya es una celebridad. Comparte el texto original con su amigo, el director de cine y humorista gráfico, Manuel Summersquien, tras la lectura del manuscrito, le sugiere Mear Sangre como título para su obra y se ofrece a ayudarle para sacar el libro adelante. En esa época Summers publicada sus viñetas en tomos recopilatorios de gran éxito en la Editorial Sedmay. El cineasta hizo llegar el texto de Pacheco, con su recomendación y buen tino, a sus editores. Y así es como fue bautizado y vio la luz esta obra cumbre de la literatura brut.
Una infancia suburbial, de peleas familiares con gitanos, de gamberradas y travesuras con resultado de muerte de dos de sus amigos, de trabajos de aprendiz en los que la paliza del encargado viene con el sueldo. A los 13 años, tras el último despido (churrero, fotograbador, empapelador, albañil, mozo de almacén…) decide cambiar de oficio: tirones de bolsos, robos en tiendas, sustracción de vehículos y atracos. Pionero de la cultura quinqui y antecesor de las películas de Eloy de la Iglesia. La primera detención va acompañado de un relato de palizas y torturas en comisaría. Cuando los policías se cansan de pegarles puñetazos a él y a sus troncos, los bajan unas horas al calabozo. Cuando el aburrimiento regresa, suben a los chavales y les dan otra manita. Dum Dum y su pandilla confiesan hasta la muerte de Manolete y de ahí, directos a la cárcel de Carabanchel. En 1966 reclusos veteranos y menores de edad convivían en esa misma prisión, en los mismos patios y las mismas celdas. Pacheco, que no viene precisamente de un ambiente refinado, está aterrorizado. La primera galería es un buffet libre para abusadores. «Por suerte era muy fuerte» escribe al hablar de ese momento. Hay que liarse a palos para hacerse respetar.
Las celdas de castigo pasan a ser sus aposentos habituales. Mazmorras diminutas sin ventanas, ni inodoro ni camastro, infestadas de chinches y cucarachas, de silencio absoluto obligatorio que se encargaban de mantener un grupo de presos de confianza liderados por un tal Carrión que somete a los internos a vejaciones de todo tipo. La violencia y la brutalidad que se vivía en esas cárceles preconstitucionales era terrible. Al salir en libertad, se alista en la Legión, donde tampoco pasa desapercibido y acaba el servicio militar como Legionario de Honor. En esos momentos simultanea su estancia en la IV bandera de Ceuta con su carrera boxística profesional. Pacheco nos cuenta también los inevitables primeros excesos y francachelas de un joven triunfador casi recién salido de la cárcel. Diversión, sexo, gamberradas y anécdotas, a día de hoy, inconfesables. Por increíble que parezca, es la biografía de un tipo de veintiséis años.
Esta nueva edición de Mear Sangre cuenta con un cuidado diseño y luce profusamente ilustrada con fotografías del archivo personal del autor. Va también acompañada de una extensa entrevista en la que Pacheco nos cuenta qué ha sido de su vida después de Mear Sangre: su paso por el cine, la noche en Benidorm, luces y sombras… haciendo gala de la misma honestidad brutal que hace casi cincuenta años.
Imposible encontrar un colofón más rotundo que las últimas líneas del libro: «Ahora mismo no sé si todo lo que he escrito servirá para algo. A mí me gustaría que así fuese. Pero yo no soy escritor y no tengo ni puta idea de lo que puede ser útil a los demás y lo que no. Reconozco que estoy más liado ya que una peseta de fideos. Así que el que lo lea que saque las consecuencias que le salgan de los cojones».
MEAR SANGRE
Dum Dum Pachecho
Autsaider, 144 pp., 17 €