Traductor: Alina Vrabiy
Fotógrafo: Carlos Castrosín
La poeta ucraniana Yuliya Musakovska ha venido a España, entre otras cosas, a varios actos en Madrid (tanto en la metrópoli como en Getafe) y también en Valladolid. Al hilo de estar en la capital de España y de la publicación del libro Poesía actual de Ucrania. 11 poetas contemporáneos, gracias a su editorial, La Tortuga Búlgara, hemos tenido la oportunidad de hablar con ella para los lectores de Qué Leer.
Es 5 de noviembre, miércoles por la tarde, llueve a cántaros. Estamos en Sin Tarima Libros, en la calle del Conde de Romanones, una librería estupenda de libro nuevo y usado con especialidad en teatro, cine, música y arte. Yuliya Musakovska, larga melena castaña, sonrisa entrañable, viste camisa amarilla, chaleco de girasoles y pantalón negro. Su voz, fuerte y clara, nos muestra que es una poeta con personalidad: cuando se le hace una pregunta, gracias a la excelente traducción de Alina Vrabiy, comprendemos la situación de su país, el dolor por tantas cosas, y también algunos detalles sobre esta antología y sobre su propia poesía.
Yuliya, ¿qué palabra, qué sentimiento, une a todos estos poetas, a todos los poemas de esta antología?
Yo creo que lo que nos une a todos son los tiempos oscuros que vivimos por la guerra, por el ataque por parte de Rusia en la invasión a gran escala que se está viviendo. Debido a ello, todos reflexionamos, expresamos nuestras emociones, nuestra experiencia personal y cada poeta lo expresa a su manera única con su propio estilo.
¿Esta antología es el reflejo de una generación o, simplemente, se trata de reunir a once poetas, sin mayor relación que ser ucranianos?
Casi todos son poetas de la misma generación, de mi generación. Tengo una estrecha relación con muchos de ellos, somos buenos amigos y colegas. Creo que los creadores de esta antología lo que querían juntar es diferentes experiencias, diferentes maneras de expresar las experiencias personales y las emociones de cada poeta. Pero creo que, en este caso, la pregunta es mejor hacerla a los creadores de la antología.
Son poesías actuales: ¿Es difícil escribir cuando se está en guerra? ¿Se puede escribir sobre otra cosa? ¿Es difícil abstraerse?
Al final, nosotros estamos viviendo un momento en el que estamos luchando por nuestra supervivencia. Toda la poesía está impregnada de ese sentimiento de lo que pasamos por esta situación. Es decir, los poetas describen la pérdida del propio hogar, la pérdida de los seres queridos, también el sentimiento de echar de menos tu casa o preocuparte si estará completa al estar en el exilio, también la huida, al estar las ciudades invadidas o incluso que en tu propia casa estén viviendo los invasores, soldados rusos armados. También, lo que supone coger un arma e ir a defender tu país al frente.
Por mi parte en concreto, hablando de mi poesía a partir de 2022, quería decir que yo reflexiono mucho sobre la importancia del papel que juega la poesía, el poeta, y el poder de la palabra, especialmente en estos tiempos en los que vivimos en los que, por la conmoción, a menudo nos quedamos sin palabras, cuando cuesta hablar, pero no puedes callar.
La poesía de la desesperación y la rabia… ¿La poesía sirve para convocar un sentimiento, un suceso, o desconvocar, expulsar ese sentimiento, ese suceso, quitárnoslo de encima porque nos está carcomiendo?
Yo creo que un poeta a menudo escribe siempre en un estado de una conmoción muy fuerte, una preocupación muy fuerte, y ese sentimiento es tan fuerte que es como si fuera una bola de fuego que supera todas las distancias y que llega al público, independientemente de que ellos hubieran tenido la experiencia de vivir una guerra y que aunque no lo termine de entender del todo el público siempre lo siente.
Y también quiero añadir que es una manera de también para nosotros de expresar la verdad de combatir la propaganda rusa, que al final está en todas partes en todos los canales y en cierta manera el poeta es siempre muy sincero, muy abierto con su público y habla de lo que realmente ha vivido y de lo que realmente le preocupa en lo más profundo de su ser, y en este caso nosotros tampoco podemos permitir que nuestra historia la escriban otras personas que no seamos nosotros y, mucho menos, el agresor.
«¿Quién dice que las palabras no cuentan?
Nuestras palabras se dibujan en el aire
con el hierro candente de nuestros suspiros,
impactan como gotas de sangre en labios pálidos,
penetran en el suelo a nuestros pies,
se adhieren a ropa y zapatos
con el polvo de casas arrasadas.»
Estos versos son de “¿Quién dice que las palabras no cuentan?”, una de las aportaciones a Poesía actual de Ucrania de la propia Yuliya Musakovska. Poeta y traductora, nació en Lviv, Ucrania. Ha sido laureada en numerosos premios literarios. Autora de seis libros de poesía, el más reciente es Kaminnia i tsviakhy (2024). Su libro Boh svobody (2021) fue preseleccionado al Premio Shevchenko y fue publicado en EE.UU. bajo el título The God of Freedom (Arrowsmith Press, 2024). Sus poemarios han sido publicados en Polonia y Suecia. Algunos de sus poemas han sido traducidos a más de 30 idiomas y publicados a lo largo y ancho del globo. Es también traductora de inglés y sueco. Sus poemas han sido publicados en The Continental Literary Magazine, The Southern Review, The Common, Two Lines o Tupelo Quarterly, entre otros.
En su caso concreto, Yuliya, ¿escribe con un plan o alguna vez ha escrito algún poema por arte de magia, que pareciera que se escribía solo?
Especialmente, desde que empezó la guerra a gran escala, escribo muy rápido, porque en general es como una especie de respuesta rápida a alguna noticia que haya habido, por lo que siempre surge de manera muy rápida. Creo que lo que tiene la poesía es que se puede escribir muy rápido, puede llegar muy rápido al lector y puede ser traducida de manera muy rápida. Es una manera siempre rápida de reaccionar y es como si fuera un parto de un niño, un nacimiento rápido.
¿Puede acabar un poema de un tirón? ¿O gran parte del proceso creativo consiste en revisar?
Sí. Generalmente, en los días siguientes a haber escrito un poema, suelo volver a él para revisarlo. Pero aún así, la materia prima, la esencia del poema, se queda intacta, si alguna vez hay alguna palabra, alguna frase, que a lo mejor no cuadra y le tengo que dar más de una vuelta durante mucho tiempo, como un escultor que le da la forma correcta a la piedra. Pero como suelen ser reacciones a hechos muy terribles y que provocan al final emociones que sientes que te ahogan, el propio poeta es el más interesado en liberarlas a través del poema.
¿Termina todos los poemas que inicia? ¿Qué hay más, iniciados o terminados?
Soy una persona a la que le gusta terminar todo, es una particularidad que tengo como persona. Pero es verdad que, en el último año, tengo más textos que no están terminados porque, simplemente, me falta fuerza, me falta aliento para poder terminarlos. Porque los hechos terribles que los inspiran se van repitiendo. Es decir, las mismas cosas terribles pasan todos los días a los ucranianos: Rusia sigue bombardeando zonas residenciales, mueren civiles, siguen torturando a personas en el cautiverio. En cierta manera las tragedias se repiten. Por doloroso que sea, el público también está cansado de escuchar lo mismo y creo que para el poeta es un reto encontrar una nueva manera de contarlo.
También creo que el papel de la poesía, para los ucranianos, es llevar a los lectores de nuestro país un poco de luz, un poco de esperanza. No obstante, al propio poeta le cuesta a veces encontrar esa luz en medio de la oscuridad. En cuanto al público que tenemos en el extranjero, creo que llevamos mucho tiempo gritando, avisando sobre el terrible mal ruso que amenaza al mundo entero y nuestra poesía se asemeja a una voz de garganta desgarrada de tanto gritar.
Carlos Castrosín
Lesyk Panasiuk, Iya Kiva, Oleh Kotsarev, Julia Stakhivska, Anna Malihon, Ihor Mitrov, Halyna Kruk, Yuliya Musakovska, Iryna Shuvalova, Andrii Golosko, Olena Stepanenko
Traducción de Alina Vrabiy, Khrystyna Rachiy, Antonio Sánchez Carnicero
Editorial La Tortuga Búlgara, 248 pp., 22 €
Sinopsis:
Los poemas de la presente antología de poesía actual ucraniana unen el dolor de la guerra con la resiliencia y fuerza vital del ser humano en los momentos más oscuros. Ucrania, pedazo a pedazo y en su totalidad, se percibe como una nación herida, donde el desarraigo y la muerte son el leitmotiv, pero donde también brotan la esperanza, el amor y la resistencia. También son temas recurrentes el paisaje ucraniano y la memoria, ambos refugios emocionales ante el sentimiento de pérdida.
Los autores que tejen este libro transforman el sufrimiento en arte y presentan la dualidad de la vida, la belleza en lo cotidiano y la lucha por preservar la identidad. La guerra no silencia la creatividad, sino que la refuerza, dando voz a aquellos que continúan buscando la libertad.
Para el lector hispanohablante esta obra posee una gran trascendencia al ofrecer, por vez primera, una profunda y emotiva visión de la Ucrania actual. En su conjunto estos poemas crean un puente cultural que fomenta empatía y comprensión, visibiliza la lucha de Ucrania y celebra la vida que persiste a pesar de todo.



