Hace justo un año, por circunstancias de la vida, decidí dejar de esperar que alguien me diera espacio y creé el mío propio. Así fue como nació Carola Mía Ediciones, un sello independiente, artesanal, íntimo, donde cada libro tiene un propósito, una estética y un tiempo necesario para ser lo que debe ser. En plena crisis de atención, en un mundo editorial que a menudo se mueve al ritmo de la inercia y los algoritmos, aposté por la delicadeza, por los libros que se quedan sobre las mesillas, por la palabra acompañada de imagen, y sobre todo, por la ilustración como una forma de narrar que también puede contar una historia.
¿Por qué crear una editorial hoy? Mucha gente me pregunta si no es una locura montar un sello editorial en estos tiempos, y probablemente lo sea. Pero para mí, Carola Mía no es solo un sello, es una forma de vida, una declaración de principios y del amor por recordar lo genuino que nos acompaña desde niños. Es el espacio donde puedo editar con libertad, ilustrar con pasión y acompañar a las autoras y autores en todo el proceso creativo.
Mi formación es jurídica, pero mi vocación está en el arte y la literatura. Carola Mía nació del deseo de unir todas mis pasiones: la edición, la escritura, la ilustración, la gestión cultural, y también el trabajo cercano y humano con quienes escriben. Yo misma diseño, maqueto, ilustro, reviso, organizo eventos, contacto con librerías, escribo a la prensa, gestiono imprentas y almaceno cajas de libros en mi casa si hace falta. En Carola Mía todo pasa por mis manos. Y eso no es un eslogan: es literalmente así.
Nuestro catálogo respira coherencia, y durante este primer año hemos publicado tres títulos que definen a la perfección el alma de nuestro sello:
Tren a Jasenovac (segunda edición), una novela que escribí con el corazón encogido, donde ficción e historia se entrelazan a través del testimonio de una superviviente del campo de concentración croata.
Cuando los árboles pierden las hojas, un delicado libro de prosa poética escrito e ilustrado por mí, que habla del trastorno afectivo estacional y de la relación entre el cuerpo, las emociones y los ciclos naturales.
Relatos felinos del Japón eterno, nuestra primera antología ilustrada, que reúne a veinte autores y autoras en un homenaje literario y visual a los gatos y a la cultura japonesa y que ha tenido mucha aceptación por parte de los lectores y apasionados de ambos mundos.
Ilustrar no es decorar y uno de los pilares fundamentales de Carola Mía es que la ilustración no acompaña: dialoga, transforma y complementa. En la mayoría de nuestros libros, la imagen tiene un papel narrativo y emocional. Como ilustradora, creo en el poder del trazo para contar lo que las palabras callan.
¿Nuevos proyectos? Sí, para los próximos meses ya tenemos varios en marcha que me llenan de ilusión: Una nueva edición ilustrada de Figuras, de Edgar Borges, Five Men Alone de Bárbara Arcos y Proyecto Balder, un libro de ficción para público juvenil. Además, estamos trabajando en nuevas colaboraciones y pequeños libros joya que combinen narrativa breve e ilustración de autor. No me interesa crecer en volumen, sino en profundidad: hacer menos libros, pero que cada uno sea único. Vivimos en un ecosistema editorial cada vez más voraz, dominado por la urgencia, la sobreproducción, la rentabilidad a corto plazo y el postureo. En este primer año también he reflexionado mucho sobre el tipo de libros que inundan el mercado. Las grandes plataformas y editoriales tienden a dictar tendencias apoyándose en autores que surgen de forma repentina gracias a su presencia en cadenas de televisión o en redes sociales, sin importar demasiado la calidad literaria o el contenido de lo que escriben. Se da más valor a las cifras de ventas que al mensaje, más a la popularidad que al oficio. En Carola Mía Ediciones no queremos trabajar así. Aquí, lo que importa es lo que el libro dice, no cuántos seguidores tiene quien lo escribe. Rechazamos esa lógica superficial y defendemos que un buen libro debe sostenerse por su valor narrativo, por su voz única, por su capacidad de conmover o hacer pensar. Esa es la diferencia que queremos marcar, aunque el camino sea más lento y difícil. En ese contexto, apostar por lo pequeño, lo lento, lo bello, lo independiente, no solo es una decisión editorial: es un posicionamiento ético.
En Carola Mía Ediciones, cada título nace con tiempo, con mimo, con respeto por sus procesos y con una visión clara: hacer libros que dejen huella. No queremos correr para alcanzar modas efímeras, sino construir un catálogo que se sostenga por su valor artístico y literario, y que dialogue con sus lectores de tú a tú.
Levantar un sello como este no es fácil. No tenemos detrás grandes estructuras, ni departamentos de marketing, ni campañas millonarias. Lo que tenemos es convicción, trabajo constante y una comunidad que nos arropa. Y eso lo cambia todo. A lo largo de este primer año hemos participado en ferias, presentado libros en espacios únicos, compartido mesa con otros proyectos afines y, sobre todo, hemos comprobado que hay un público lector que busca exactamente lo que hacemos: libros que cuidan su forma tanto como su fondo, libros donde la ilustración y el texto dialogan, en resumen, libros honestos.
Lo más bonito ha sido ver cómo ese lector llega, se emociona, recomienda y vuelve. Porque aunque a veces parezca que todo se reduce a números, el vínculo humano que generan los libros sigue siendo nuestra mejor brújula.
Por eso, cierro esta primera etapa con gratitud y con muchas ganas de seguir navegando en este mundo tan complejo y desafiante, pero también tan lleno de posibilidades y vivencias inolvidables cuando se trabaja con amor y con una visión clara. Gracias a quienes han estado, a quienes están, y a quienes vendrán. Esto no ha hecho más que empezar.
Alejandra L. Arévalo