“Lejos de las grandes ciudades, en lo más profundo de un bosque de una aldea que no aparecía en los mapas, se alzaba un aserradero. Sus dueños poseían una gran fortuna, pero lo que anhelaban, más que nada, era ser padres. Y un día llegó aquel niño tan deseado, al que llamaron Nicolás. Esta es la historia de vida de ese niño, travieso como todos, amigo de los animales, que un día se convirtió en Papá Noel.”
Con estas frases, empezamos a hablar de La infancia de Papá Noel, de Sébastien Perez y Benjamin Lacombe, publicado por Edelvives, en donde estos dos célebres autores franceses, guionista e ilustrador, respectivamente, nos ofrecen un impresionante libro de gran formato sobre la vida de este icónico personaje navideño, con 24 dobles páginas cerradas por una solapa que, como un calendario de Adviento, oculta su contenido hasta el día en que puede ser leído.
Sébastien Perez es un conocido autor francés que vive y trabaja en París. En 2007 publicó su primer álbum juvenil, Destinos perrunos. Colabora con los grandes de la ilustración francesa, como Benjamin Lacombe, con el que ha hecho, entre otros, Genealogía de una bruja (2008), El herbario de las hadas (2011) y Frida (2016). Reconocido en todo el mundo, Sébastien Perez ha recibido dos veces el premio de la Noche de los Libros de París por los álbumes Frida y El herbario de las hadas.
Por otro lado, Benjamín Lacombe es un famoso ilustrador y autor francés que también vive y trabaja en París. Sus ilustraciones se destacan por un estilo caricaturesco que denotan elegancia, fragilidad y melancolía. Ha publicado en catorce idiomas y, con tres millones de libros vendidos, es uno de los ilustradores más prestigiosos y reconocidos de la actualidad. Entre sus muchos libros, sobresalen los elogiados Cuentos macabros, Alicia en el País de las Maravillas, Frida y, más recientemente, Historias de fantasmas de Japón y Espíritus y criaturas de Japón.
Ahora son novedad el mencionado La infancia de Papá Noel, además de La pequeña cerillera y El gran Gatsby, el primer título de los cuales es la última colaboración entre estos dos grandes autores. Sébastien Perez y Benjamín Lacombe han venido a Madrid de promoción. Por este motivo, gracias a Edelvives, la editorial de los tres libros, tenemos la oportunidad de que nos los presenten en el Fórum FNAC a los lectores de Qué Leer.
Sébastien/ Benjamin, lo primero, mi admiración hacia vuestro trabajo. En 2008, descubrí Genealogía de una bruja (Généalogie d’une sorcière). ¡Y aquello fue la bomba en mi familia!
Sébastien Perez: Genealogía de una bruja fue un proyecto muy concreto para nosotros en una época en que Benjamin se había inventado el objeto, el libro objeto dentro del objeto. O sea, la idea de seguir a una niña pequeña que realmente se manifiesta y evoluciona como bruja, eso se descubre en el cofre [de dos volúmenes]. Fue una idea muy novedosa.
Benjamin Lacombe: Realmente fue el gran proyecto que hicimos juntos. Yo lo había iniciado ya y, cuando fui consciente de su envergadura, le pedí a Sébastien que empezáramos a trabajar juntos… Fue un proyecto de una gran envergadura. Nos remontamos a 2008 donde, en la literatura para jóvenes, sólo había brujas feas, horrendas, gordas, con granos, y nosotros lo que hacemos es presentar un libro donde la verdadera heroína es una bruja en aspecto positivo, un alegato al feminismo, una mujer excepcional. Ahora, sí te parece que tiene toda la cabida. Pero, ojo, que de esto hace casi veinte años. Sobre todo, en literatura para jóvenes, eso no era nada habitual.
Benjamin, tu estilo es tan reconocible: ¿cómo llegaste a él?, ¿qué influencias tienes?
Lacombe: Ufff, muchísimas [se ríe]. Por ejemplo en Genealogía de una bruja recurrí a retratos hechos por mí de La Gioconda; Leonardo da Vinci es una de mis principales influencias, ha sido una constante en mi vida, una influencia gráfica brutal. En Blancanieves, me inspiré en la Blancanieves de Disney… [Mi estilo] es como una especie de mezcla de todas estas influencias, las pinturas de los clásicos, las referencias pop, en un niño que nace en 1982. Miyazaki, Burton, manga, Disney. Todo un totum revolutum [vuelve a reírse].
Un detalle que sobresale son los ojos, los ojos de tus ilustraciones.
Lacombe: Para mí, lo más importante, cuando trabajo el aspecto gráfico, son las emociones. La mayor parte de las emociones se plasman en los ojos, en la mirada. Cuando vas creciendo, en los ojos se ven verdaderamente las emociones. Y eso es la parte más consciente de unas emociones. Pero también, reitero, yo he nacido en una época, en los 80, en donde el manga, Disney, ponen unos ojos así de grandes [hace un gesto]. Y desde pequeño he tenido esa costumbre de dibujar los ojos muy grandes.
Sébastien, ahora que no nos oye Benjamin [se miran los dos, están sentados uno al lado del otro], ¿cómo es trabajar con él, tienes que acomodar tus argumentos a Benjamin o él se pliega a tus indicaciones?
Perez: ¡Ah!, es un diálogo constante entre el uno y el otro. Aunque a veces tengo que adaptarme a su ritmo de trabajo y eso a mí me complica un poquito más la vida. Pero siempre es un diálogo constante. Y siempre hay como una especie de impulso. Yo hablo de mí, pero creo que pasa con los otros autores con los que Benjamin trabaja. Él nos lleva a los límites, nos impulsa en sentido positivo a ir más allá.
Venís a España a presentar varios libros. Me gustaría, Sébastien, que me hablaras de La infancia de Papá Noel.
Perez: La infancia de Papá Noel lo inicia Benjamin con el libro [La infancia] de los malvados (2023), a partir de la infancia de unos personajes ya creados y que conforman parte de una sociedad y de los que conocemos poco de su origen. Papá Noel está cubierto por un halo de misterio y, con La infancia de Papá Noel, lo que queríamos es recrear un poco cómo está concebida la fiesta de la Navidad, cómo se crea ese personaje y plasmarlo sobre el papel. Ahí se le ocurrió a Benjamin crear un formato muy concreto, un libro de Adviento, un calendario de Adviento, donde cada día lo vamos abriendo, antes de la Nochebuena, para ver cómo es Papá Noel en realidad.
Y añade Lacombe [más locuaz que Perez]: Lo increíble es que yo le doy la idea, pero, como siempre hace Sébastien, él crea algo completamente inesperado. Lo que consigue Sébastien es recabar toda esa información, e incluso pasar su propia infancia al libro, la mía, la suya. Es un libro sobre la infancia de Papá Noel, pero de todas las infancias, es decir, de cómo uno encuentra su lugar en el mundo. Y es algo muy concreto de nuestra época, porque vivimos en un momento harto complejo y difícil, con una enorme agresividad proveniente de las redes sociales, donde ese aspecto más dócil, más gentil, más amable, tener cuidado de los otros y olvidarse de sí mismos, es algo percibido como una debilidad. Y ahí le da la vuelta a la tortilla Sébastien. Ahora todos los libros de jóvenes hablan de los antihéroes, no, no, no. Sébastien, al revés, levanta un héroe que se caracteriza por preocuparse por los demás, por su amabilidad, y eso es transgresor como no te puedes imaginar. Realmente en nuestra época ¡esto es lo transgresor!
Otro de los libros que presentáis ahora es La pequeña cerillera, cuento de Hans Christian Andersen, con el que, Benjamin, le rindes homenaje en el 150 aniversario de su muerte. ¿Cuál es el mayor reto a la hora de reinterpretar los clásicos?
Lacombe: Todos esos apriorismos, esas concepciones previas que tengan los lectores sobre los clásicos. Todo el mundo tiene un recuerdo vinculado a la lectura de un clásico en concreto. Entonces, lo que hay que hacer, es intentar ver esa historia, ese cuento, desde un punto de vista novedoso, desde una perspectiva diversa y eso… a mí me chifla.
Cuando intentas hacer algo que piensas que todo el mundo ya conoce y se lo haces ver a un lector desde un prisma totalmente diferente, eso es mágico. Y, si lo consigues, es una pasada. Con La cerillera, desde un punto de vista gráfico, hemos trabajado con la técnica del carboncillo, que es el poso de una cerilla, y contrarrestado con ese Pantone, el flúor que hemos conseguido, y con una puesta en escena súper cinematográfica, solo y a doble página. Ya desde el punto de vista visual, es un aporte totalmente nuevo. Pero, fíjate, cuando lo lees, ese texto es una traducción del manuscrito original. Lo ves, lo descubres, y, para mí, lo más fuerte y novedoso es el texto que lo circunda, no la propia novela. Es decir, ¿qué hay detrás de este cuento, de esta historia que lo rodea? Muchos no reflexionan al respecto, no saben, no se lo plantean.
Benjamin, aparte del genial uso del carboncillo, del Pantone, qué bien elegido el marco de la portada o de los títulos, estilo Art Nouveau, en el caso de La pequeña cerillera.
Lacombe: “No es Art Nouveau. Me fue inspirado directamente de una…” [esto lo dice en un español más que correcto] caja de cerillas. ¡Esa es la inspiración al cien por cien! [y se ríe] Una caja de cerillas del siglo XIX.
Y, en el caso de El gran Gatsby, hablamos de Art Decó.
Lacombe: Ahí, sí, es muy Art Decó. ¡Super Art Decó a la enésima potencia! [y vuelve a reírse]
El gran Gatsby, la gran novela de F. Scott Fitzgerald. ¿Cómo llegas a ella, Benjamin? ¿La habías leído antes?
Lacombe: Claro. Cuando estaba en el bachillerato, en un ciclo de literatura americana. Y, ¡buahhh!, la verdad es que me llenó la lectura de la novela. Jamás me había planteado ilustrarla. Pero hace un tiempito una editorial italiana, Sebastiano, que es amigo mío y el editor, me dijo que iba a celebrarse dentro de poco el aniversario de El gran Gatsby:
-¿Por qué nunca lo has ilustrado? -y me animó-: Venga, a por ello.
-Pues es verdad, le dije, por qué no [y se ríe] -leyéndolo de nuevo, vi que la historia se repetía de una forma exacerbada, porque otra vez nos encontramos la misma problemática en el mismo punto de partida de hace cien años.
Sébastien/ Benjamin, la edición de estos libros, por parte de Edelvives, es espectacular, es un lujo. ¡No os podéis quejar!
Lacombe: A ver, tengo algo que decir sobre la edición de Edelvives. El año que viene cumplo veinte años de colaboración con ellos y, si no hubiera estado ahí sin nada que decir, no habría estado esos veinte años casado con Edelvives.
Y Sébastien ¿cuál es tu punto de vista sobre vuestras ediciones en español?
Perez: Contentísimos con el producto. No sólo publican mis obras con Benjamin, sino con otros ilustradores. Ana Juan, tengo un libro con ella. No sólo son traducciones del francés al castellano, sino que es un proyecto editorial verdaderamente muy potente el que tenemos con Edelvives. Y, mira, qué curioso, con Genealogía de una bruja, volviendo a la pregunta del inicio, aunque ahora no me acuerdo mucho, había una cosa inconexa en alguna de las historias y ¿quién lo detectó?: Edelvives. Cuando ellos trabajan esa parte editorial, sobre todo en la parte de traducción, ahí, sí, hay una parte de fondo, de recontextualización auténtica. Respecto a la cultura hispanohablante, hacen giros, cambios, es un diálogo, no es una traducción de ChatGPT y punto. No; es una readaptación, una recontextualización, y eso es una pasada, porque a veces incluso lleva a un verdadero diálogo y me preguntan por qué has elegido este tema o este, etc. Y a veces me tengo que justificar. Es superinteresante este proyecto.
CARLOS CASTROSÍN
FOTOGRAFÍA: (C) Edelvives
INTÉRPRETE: Elena López
Sébastien Perez (texto) y Benjamin Lacombe (ilustración)
Elena Gallo Krahe (traductor)
Edelvives, 104 pp., 24,90 €
Descubre el origen del espíritu navideño día a día
¿Y si Papá Noel también hubiese sido un niño lleno de sueños? Este libro ilustrado nos invita a un viaje literario y visual por la infancia de uno de los personajes más entrañables de la tradición navideña. A través de una narración compuesta por veinte relatos y cuatro poemas, se desvela cómo Nicolás fue descubriendo la magia, el compañerismo y el valor de los pequeños gestos que lo convirtieron en símbolo de generosidad y alegría.
La infancia de Papá Noel es una lectura perfecta para compartir en familia durante los días previos a Navidad. Cada texto corresponde a una jornada del calendario de adviento, convirtiéndose en un ritual diario cargado de emoción y ternura. Desde el nacimiento del protagonista hasta la aparición de personajes entrañables como un joven reno o un duende revoltoso, cada historia refuerza valores como la solidaridad y la convivencia.
Hans Christian Andersen (texto) y Benjamin Lacombe (ilustración)
Alejandro Tobar (traductor)
Edelvives, 72 pp., 22,50 €
Un relato navideño que despierta conciencia y ternura
Es Nochevieja. En un callejón lleno de nieve, una niña vende cerillas sin éxito y, una a una, las va encendiendo para encontrar en sus llamas visiones de esperanza. Una maravillosa edición ilustrada por Benjamin Lacombe con la que rinde homenaje al célebre escritor y poeta danés Hans Christian Andersen en el 150 aniversario de su muerte.
La pequeña cerillera, escrita en 1845, mantiene toda su fuerza poética y social, conectando con lectores y lectoras a partir de los 8 años, e invita a reflexionar sobre los valores de empatía, solidaridad y justicia.
Francis Scott Fitzgerald (texto) y Benjamin Lacombe (ilustración)
Justo Navarro (traductor)
Edelvives, 248 pp., 36,50 €
Un clásico del siglo XX en una deslumbrante edición
Con una atmósfera vibrante y decadente, esta narración retrata los sueños y contradicciones de una generación marcada por el brillo efímero del éxito. El gran Gatsby regresa en una espléndida edición ilustrada, bajo la dirección artística de Benjamin Lacombe. La mirada melancólica de Nick Carraway nos guía por las pasiones, ilusiones y excesos de los años 20, donde el amor y la ambición se entrelazan en un juego peligroso.
En el centenario de su publicación, este clásico moderno recobra vida con una fuerza visual y narrativa inigualable. Un libro imprescindible para quienes valoran las ediciones especiales y buscan una experiencia estética y reflexiva, descubriendo una de las historias más fascinantes del siglo XX, donde el sueño americano se tiñe de luces, sombras y belleza eterna.



