FOTÓGRAFO: Juan Manuel Fernández
«Cuando estoy escribiendo una novela no le comento a nadie de qué va, solo Tifis primero y Argos después eran depositarios de mis confidencias. Yo les contaba cuándo me había atascado, qué hacer con tal o cual personaje, las ganas de llegar al final…
Han sido compañeros tan discretos como incondicionales, y cuando en alguna ocasión me han preguntado si alguien conoce el contenido de mis novelas antes de que las termine, mi respuesta, una respuesta absolutamente sincera, ha sido esta: “Sí, Tifis”, o “Sí, Argos”. Y no, no era una boutade.»
Estos párrafos son del libro Cuando ellos se van de Julia Navarro, publicado por Plaza & Janés y que desde el 13 de noviembre ya está en todas las librerías, en donde la célebre periodista y escritora española regresa con su obra más personal desde Una historia compartida, un hermoso relato nacido del duelo por la muerte de Argos, el pastor alemán que la acompañó durante trece años. Un libro que es memoria, ensayo y manifiesto al mismo tiempo y en el que la autora reivindica el extraordinario vínculo que existe entre animales y hombres desde los orígenes de la humanidad.
Julia Navarro ha cautivado a millones de lectores con las ocho novelas que ha publicado hasta la fecha: La Hermandad de la Sábana Santa, La Biblia de barro, La sangre de los inocentes, Dime quién soy, Dispara, yo ya estoy muerto, Historia de un canalla, Tú no matarás y De ninguna parte. Con Una historia compartida, su obra más personal, hizo un paréntesis en la ficción. Sus libros se han traducido en más de treinta países y, por la publicación de Cuando ellos se van, nos encontramos hoy en la sede de Penguin Random House en Madrid, para que Julia Navarro nos lo presente a los lectores de Qué Leer.
Julia, esta tarde [12 de noviembre] está lloviendo a raudales. Para empezar y por hacer un guiño cómplice: hay “días de perros” y hay “libros de perros”, como el tuyo.
No sé por qué se dice “un día de perros”. A mí me fastidia mucho. Porque los perros, no es que tenga la mejor opinión de ellos, es que son unos extraordinarios compañeros de vida. Lo cual me parece muy injusta esa expresión. No me gusta nada.
Bien, hecha la entrada, en tu libro haces, al hilo de los perros, un recorrido sentimental por tus hijos, por tu marido, por lo que tú eres…
Lo que hago es un recorrido sentimental, fundamentalmente, respecto a los perros que han formado parte de mi vida; ese es el recorrido. Cuando Argos se muere, yo no sé cómo gestionar ese dolor. Porque a lo largo de los años, con mi familia, desde que era pequeña hasta ahora, siempre nos han acompañado perretes. Pero eso es una cosa y otra cosa es que uno de ellos muera en tus brazos. Eso a mí me impactó mucho, no sabía cómo gestionar ese dolor. Y se me ocurrió hacerlo de la única manera posible, que era escribir, puesto que es lo que yo hago, escribir.
Inteligencia, ternura, alegría, juguetón, cariñoso… Pero, tal vez, la mejor cualidad de los perros sea la fidelidad.
Sí, son los seres más leales que hay, te lo dan todo y nunca te piden nada a cambio. Los perros son incondicionales. Ellos no se van a enfadar nunca contigo y, por tanto, te van a acompañar en todos los momentos de tu vida, en los buenos y en los malos. Nunca te van a abandonar.
Julia, también hablas de la relación del hombre y los perros, que se remonta al principio de los tiempos.
Claro, de eso va el libro, de esa relación. Porque no se trataba de hablar solamente de mis emociones, o de mi pena por la desaparición de Argos, se trataba de hacer algo más, ¿no? Perros y hombres llevan caminando juntos desde los albores de la humanidad… Hay todas esas huellas. Están ahí, en las cuevas, en esas cuevas prehistóricas, donde se han encontrado las huellas, los dibujos de bisontes o de ciervos. También en ellas hay perros. Es decir, en esos albores de la humanidad, hombres y perros ya se conocían.
Cuentan los biógrafos de Freud que Jofi se convirtió en “asistente” del psiquiatra, a tal punto que participaba en las sesiones de psicoanálisis e incluso le avisaba cuando pasaban los cuarenta y cinco minutos que dedicaba a cada paciente. Esto no sé si creérmelo.
Al parecer a Freud la presencia de Jofi le tranquilizaba y se convirtió en su amigo inseparable. Cuando Jofi murió no dudó en sustituirlo por otro chow chow al que llamó Lun, y que fue su compañero de exilio cuando, en 1939, tuvo que abandonar Viena ante el triunfo de los nazis.
Por otro lado, además de un repaso histórico a la relación del hombre y los perros, hay apuntes en Cuando ellos se van del perro en el cine, de los perros de escritores, de los perros en libros y pinturas.
Sí, en la historia de la literatura hay muchos perros que han salido de la pluma de grandes autores. Pero también han sido compañía de muchos escritores, de muchos escritores a los que los perros los han acompañado a lo largo de su vida. En la pintura, la presencia de los perros es constante… Y también en las guerras. A veces la gente no sabe, o lo sabe menos, que los perros han acompañado a los hombres en las guerras desde la Antigüedad.
Todo este repaso, todos estos apuntes que incluyes, están muy bien metidos, sin caer en la pedantería del cultureta.
No, porque no es un libro académico, es un libro que nace de la pulsión provocada por el dolor. Entonces yo he podido contar cómo veo esa relación de hombres y perros y lo he hecho a través de mis recuerdos, de mis lecturas, de las películas que me han dejado una huella, de los cuadros que me han impresionado. De esas historias que han llegado sobre los perros héroes, porque hay muchos perros que han tenido comportamientos realmente heroicos.
A mí hay, quizá, dos perros que me despiertan una especial ternura. Uno es Argos, el perro de Ulises, el único que le reconoce cuando regresa y le espera. Argos ha esperado que Ulises regrese para descansar, para morir; había pasado de ser el perro del rey a no ser nada, a tener que comer las sobras cuando las encontraba, a ser maltratado. Ulises encuentra a Argos en un estado deplorable. Pero ahí está, es el único que le reconoce y, cuando Ulises tiende su mano y le acaricia, Argos le mira, le da un lametazo y muere. Es una historia que a mí me conmovió cuando la leí de niña.
Y luego una historia que al mismo tiempo me produce una enorme indignación es la de Laika, la perrita que mandaron al espacio [en 1957]. Me parece un acto de una crueldad sin límites, o sea, me parece solamente imperdonable. Mira, muchas veces he pensado en Laika, en el susto que debía tener, el horror que debía sentir, la soledad, como decir “pero bueno, qué me está pasando, qué he hecho para merecer este castigo”.
Me parece que son dos historias de dos perritos, de dos peludos, que a mí me conmueven especialmente.
Como se ve, Julia Navarro es muy sensible, ante cualquier cuestión referente a los perros. Hace comentarios llenos de amor y ternura y añade anécdotas que le han ocurrido o ha sentido para potenciar lo que dice. Al responder, espera atenta qué es lo que se le va a preguntar, por lo que vamos a tratar ahora de reflejar sus opiniones sobre cuestiones más concretas de su libro.
Julia, qué bien está escrito Cuando ellos se van, qué limpia, qué depurada está tu escritura.
Pues muchas gracias [Julia Navarro ríe]. A eso sólo puedo responder: gracias. Era un libro que yo no quería que fuera sentimentaloide, sino que quería contar algo más. Yo siempre utilizo un estilo directo, casi periodístico, al escribir. Y en este libro también lo he intentado, para intentar llegar al mayor número posible de lectores. E incluso a niños. Me gustaría que los niños y adolescentes ojalá, en algún momento, este libro pueda caer en sus manos y puedan descubrir la importancia de los perros en la vida de los hombres. España tiene la terrible cifra de que es el país que más perros abandona de toda la Unión Europea. A mí eso me produce un estremecimiento. Es verdad que se van aprobando, se ha aprobado una ley contra el maltrato animal, contra el abandono, pero seguimos siendo el país de la Unión Europea que más perros abandona. Y eso tiene que ver con la falta de educación. Yo creo que, además de que haya leyes punitivas, lo realmente eficaz sería que a los niños, desde la guardería, se les enseñe que los animales no son juguetes, que son seres vivos a los que tienen que respetar. Y esa cifra que nos debería avergonzar, la de que España es el país que más perros abandona, esa cifra creo que solo se logrará revertir a través de la educación.
También destaca en tu libro el ritmo, cómo un párrafo lleva a otro. Esto lo cuidas especialmente.
Yo escribo de una forma muy espontánea. Sobre todo este libro, que era un libro que sale de una emoción y de un desgarro por la pérdida de Argos. Lo escribí un poco de un tirón porque necesitaba escribir, necesitaba contar para, de alguna manera, intentar superar mi propio dolor. Yo siempre he tenido, aunque no me gusta decir “tener” porque ellos no son de nadie, siempre hemos vivido con perros, pero yo nunca había visto morirse a ninguno de ellos. Y Argos murió en mis brazos y eso es lo que me dejó tan absolutamente desazonada, confundida, y no sabía cómo gestionar ese dolor. Y al final lo terminé gestionando así, escribiendo.
Y por finalizar, Julia, danos una primicia a Qué Leer, ¿ahora qué estás escribiendo?
[Julia Navarro ríe de nuevo] Pues estaba escribiendo una novela cuando Argos murió, que interrumpí, porque no me sentía capaz de seguir con ella, y escribí este libro, de un tirón, y luego ya llegó Barbie [su actual perro] al cabo de unos meses y, bueno… Pues, poco a poco, voy recobrando esa paz interior y vuelvo a estar metida en la escritura de la novela, que no voy a contar a nadie, porque yo hasta que no pongo la palabra “fin” la novela no existe. A mí no me gusta hablar de lo que todavía no es.
Carlos Castrosín
Cuando ellos se van
Julia Navarro
Plaza & Janés, 240 pp., 21,90 €

Sinopsis:
Aquellos que han vivido con un perro saben que su presencia aligera los días y los llena de felicidad. Amigos fieles, cariñosos e inteligentes, cada instante a su lado supone una lección de todo lo que merece la pena ser aprendido.
Es posible rastrear el especial vínculo entre perros y hombres desde el principio de los tiempos, pero uno de los ejemplos más hermosos y emocionantes lo encontramos en la Odisea. Cuando Ulises alcanza al fin las costas de Ítaca, exhausto tras largos años vagando en el mar, el único que lo reconoce es Argos, su leal perro, que todo ese tiempo lo ha recordado y esperado para su último reencuentro.
Julia Navarro también tuvo que despedirse de su inseparable Argos, un precioso pastor alemán con el que había compartido alegría y horas de escritura. Mucho más que un libro de duelo, Cuando ellos se van es el emotivo homenaje lleno de amor y ternura que Julia Navarro rinde -a través de la Literatura, el Arte, el Cine y la Historia- a esos generosos compañeros que nos cuidan, quieren y protegen durante toda su vida.











