La novela, en lugar de construirse mediante una trama lineal, se edifica a través de escenas, gestos y silencios. ¿Crees que esto proviene de tu experiencia en las artes escénicas?
Sí, creo que mi trabajo en las artes escénicas me inspira a crear escenas e imágenes en lugar de narrar de forma cronológica. Por otro lado, esta es una técnica establecida en la literatura contemporánea, especialmente en la poesía, que también escribo. Así que creo que ahí confluyen muchas cosas.
Jupiter, el esposo de Juno, aparece en una situación de dependencia física. ¿Cómo trabajaste esa relación entre amor, cuidado y agotamiento?
No quería que la relación entre ambos fuera realista, en el sentido del desarrollo psicológico de los personajes. Son para mí más bien figuras, y la relación entre ellos se revela más a través de gestos, pocas palabras y breves recuerdos. Esto era importante para mí, entre otras cosas, porque existe una base autobiográfica, pero solo la utilicé como punto de partida. No quería volverme demasiado biográfica.
En la novela, las redes sociales son tanto un refugio como una trampa. ¿Qué te resulta interesante de este doble papel que juegan en nuestras vidas?
Creo que para esta pregunta debo diferenciar entre mi personaje, Juno, y yo misma. Yo no paso mucho tiempo en redes sociales, las uso más como sustituto del teléfono, para compartir información. No suelo comunicarme de forma intensa en ellas, y solo estoy en Instagram para presentar mi propio trabajo.
Pero he aprendido que para otras personas es distinto. Quedan, charlan y tienen una segunda vida, una segunda forma de identidad en las redes. Eso me parece un poco triste. Especialmente como bailarina, no podría imaginar tener una identidad sin mi cuerpo.
Juno inventa historias para un estafador en redes sociales, pero también para sí misma. ¿Crees que a veces necesitamos mentirnos para protegernos?
No creo que tengamos que mentirnos, pero sí que lo hacemos. Sin embargo, mi objetivo siempre es ser completamente honesta, especialmente conmigo misma, y enfrentar una verdad desagradable antes que endulzarla.
Solo puedo citar una y otra vez la frase de Ingeborg Bachmann que, aunque proviene de otro contexto, me parece muy apropiada: «La verdad es algo que se espera que las personas pueden aceptar razonablemente».
Hay un punto que queríamos destacar en tu novela: la importancia de la abeja que Juno quiere cuidar más tiempo del que el animal podría sobrevivir. ¿Es una metáfora del cuidado que Juno ofrece a su marido cada día, o solo otra excusa para disimular su soledad?
Para mí, la abeja silvestre representa sobre todo un símbolo algo caprichoso, de la falta de necesidades. No me gusta realmente equiparar a los humanos con los animales, pero aquí me pareció necesario.
En relación con los temas que abordo en la novela, como el colonialismo o, más bien, nuestra responsabilidad colonial, y también nuestro estilo de vida occidental en comparación con otras partes del mundo que seguimos influyendo, esta metáfora me pareció simplemente importante. Por supuesto, también tiene que ver con Juno, pero creo que es algo más amplio y general.
Lo importante, y que lamentablemente a menudo se malinterpreta, es que Juno no está sola. Como artista escénica, trabaja constantemente con colegas, todo el día y durante largos períodos de tiempo, y está completamente absorbida por ese trabajo. Incluso diría que Juno ama la soledad que tiene entre esos proyectos.
Juno pasa muchas noches despierta, sola frente a una pantalla. ¿Por qué decidiste convertir el insomnio en otro personaje del libro?
El sueño, y su contrario, el insomnio, son uno de los motivos literarios por excelencia: cuando se nos priva de la conciencia o, en el desvelo, creemos ser especialmente permeables a todo. Cuando estamos despiertos por la noche, creemos estar solos en el mundo. Algunos comparan el sueño con la muerte, y el insomnio sería entonces una huida de ella. Como tal, el insomnio, vinculado a la noche, es un motivo altamente poético que me pareció particularmente atractivo para el tono de la novela.
Los nombres de los protagonistas tienen una clara resonancia mitológica. ¿Por qué decidiste relacionarlos con los dioses romanos? ¿Qué aporta la mitología a una historia tan contemporánea?
Al principio, simplemente me gustaba cómo sonaban los nombres, porque, como poeta, me resistía a usar nombres realistas. Luego me di cuenta de que, como autora, eso me permitía mantener una mayor distancia con los personajes. También aprecié el contraste entre el mundo cotidiano, a menudo mundano de Juno, y el mundo mitológico de los dioses.
Además, las referencias resultantes eran interesantes: en realidad, en mi novela Juno asume mucho más el papel de Júpiter en la mitología. Es ella quien siempre sale y está afuera, mientras que Júpiter adopta un poco el papel de la diosa Juno, quedándose en casa.
Otra analogía importante es el planeta Júpiter, un gran cuerpo celeste lejano. Juno es el nombre de la sonda espacial que lo orbita.
En medio de tanta oscuridad y soledad, hay momentos de humor, belleza e incluso ternura. ¿Era importante para ti mostrar que la melancolía también puede ser luminosa?
En cuanto al humor, no lo creé ni planeé conscientemente, lo cual, de todos modos, no se puede hacer al escribir. Creo que fue simplemente la voz que adopté para esta novela, que se me reveló como la adecuada mientras escribía. Para mí, escribir es siempre un poco como actuar: te deslizas lo más posible en el personaje que habla y luego hablas como lo haría él.
Hablando de melancolía… ¿Qué te impresionó tanto de esa película como para asociarla con la novela y con la personalidad de Juno, hasta el punto de que ella la usa para hablar con los estafadores amorosos?
En primer lugar, lo que me gusta de la película es que Justine, la hermana deprimida, es muy fría, cortante y directa con quienes la rodean en la primera parte, creo que Juno también quiere ser un poco así y a veces tiene esos rasgos de frialdad.
Luego pensé que el aspecto de mentirse a uno mismo también está muy presente en la novela. Cuando Claire no cree que el planeta realmente vaya a chocar con la Tierra, confía durante mucho tiempo en su marido John y este cree durante mucho tiempo que el planeta es inofensivo y pasará de largo. Es un momento terrible para ambos cuando la realidad se revela. A lo largo de la película, Justine es siempre quien enfrenta a los demás con la verdad.
También me gusta el tono oscuro de la película, una de las pocas películas que no tiene un final feliz en absoluto. Aunque en mi novela es diferente, ese tono encajaba perfectamente con el de Juno.
¿Ideaste el mensaje final que Juno escribe a Benu para que pudiera cerrar su propia historia, o incluye un mensaje que querías transmitir a los lectores?
No creo que tuviera la intención consciente de transmitir un mensaje a los lectores en ese pasaje. Quizás simplemente ocurrió o se entienda así, y eso está perfectamente bien. Para mí, es simplemente un mensaje para Benu, aunque quizá también de Juno hacia sí misma.
Fuente: Bibiana Ripol Comunicación











