¿Puede la literatura hablar del deporte sin perder profundidad? ¿Qué tienen en común un boxeador y un poeta? ¿Por qué el fútbol se ha convertido en una religión laica? Estas son algunas de las preguntas que atraviesan El deporte en la literatura, un ensayo erudito y apasionado que recorre más de veinte siglos de historia cultural a través de las huellas que el deporte ha dejado en los textos de grandes escritores. Desde los atletas de la Grecia clásica hasta el fenómeno del fútbol como espectáculo global, Enrique Arnaldo recoge con rigor un mosaico de referencias literarias, históricas, filosóficas y sociales. La obra, dividida en capítulos temáticos y cronológicos, permite al lector redescubrir clásicos y contemporáneos bajo una nueva luz: la del deporte como metáfora de vida, como construcción identitaria, como reflejo de tensiones políticas o como campo de valores. Una obra que invita tanto a lectores cultos como a aficionados al deporte a dialogar con la tradición literaria desde un lugar insólito: el cuerpo en movimiento.
La tesis central de El deporte en la literatura es que el deporte no solo ha estado presente en todas las civilizaciones como práctica física o fenómeno social, sino que también ha sido una constante fuente de inspiración, reflexión y construcción simbólica en la literatura. No hay oposición entre el cuerpo y el espíritu: deporte y literatura comparten la búsqueda del equilibrio, el deseo de superación, el afán de belleza y la construcción de identidad. A través del análisis de decenas de textos y autores, el ensayo propone que el deporte forma parte de la cultura en su más amplio sentido, y que el desprecio tradicional de las élites intelectuales hacia lo deportivo no solo es injustificado, sino históricamente falso. En el fondo, la literatura y el deporte
se necesitan: una para narrar y dar sentido a la gesta; la otra para encarnarla.
TEMAS PRINCIPALES: El reflejo universal de la condición humana
Universalidad histórica del deporte: una constante cultural en todas las civilizaciones
Una de las ideas centrales que vertebra este ensayo es que el deporte no es un fenómeno contemporáneo ni una invención moderna ligada al espectáculo o al negocio. Muy al contrario: es una práctica tan antigua como la humanidad misma. Desde los juegos rituales de las primeras civilizaciones hasta los Juegos Olímpicos del mundo clásico, el deporte ha estado presente en todas las culturas como manifestación simbólica, herramienta de cohesión y forma de expresión identitaria. Arnaldo explora cómo los antiguos griegos elevaban el atletismo a categoría sagrada, vinculada al culto a los dioses, a la belleza del cuerpo humano y a la búsqueda de la excelencia. Esta universalidad queda reflejada en la literatura: desde Homero y Píndaro hasta los poetas romanos, pasando por crónicas medievales, relatos de caballería o novelas modernas, la práctica deportiva aparece retratada como elemento estructural del imaginario colectivo. No es un añadido decorativo, sino una constante enraizada en la historia del pensamiento y de la cultura.
El deporte como metáfora de la condición humana
El deporte, como la literatura, nace del conflicto. Y por ello ha sido utilizado una y otra vez como metáfora vital por los grandes autores. Enrique Arnaldo propone una lectura simbólica del deporte: no como simple competición física, sino como representación de la lucha interior, del esfuerzo, del deseo de superación, del miedo al fracaso o de la relación con el tiempo y con los demás. Figuras como el boxeador vencido, el corredor solitario o el portero que detiene un penalti en el último minuto se convierten en emblemas literarios tan potentes como el antihéroe o el sabio errante. El deporte aparece así como estructura narrativa, con sus tiempos, clímax, desenlaces y giros de guion. Autores como Camus, Hemingway o Murakami hacen del deporte un espejo del alma, una forma de encontrar sentido a lo inasible. La literatura no solo narra deportes; utiliza sus lógicas internas para hablar de la vida, de la muerte, del esfuerzo, de la soledad o de la redención.
Religión, rito y espectáculo: el estadio como nuevo templo de la modernidad
El libro subraya con especial énfasis la dimensión casi religiosa del deporte contemporáneo. Arnaldo compara los estadios con catedrales, a los jugadores con ídolos de culto, y a los aficionados con devotos. Esta sacralización no es nueva: ya en las culturas antiguas los juegos tenían un carácter ceremonial. Sin embargo, en la actualidad, el deporte —especialmente el fútbol— ha ocupado un lugar simbólico que antes estaba reservado a la religión organizada. Es el nuevo espacio de comunión, de pertenencia, de experiencia colectiva. La obra incluye reflexiones sobre cómo el lenguaje deportivo ha contaminado otros ámbitos (la política, el mercado, incluso el amor), convirtiéndose en la gran narrativa compartida del siglo XXI. Recurriendo a pensadores como Pasolini, Galeano o Eco para explicar este fenómeno: el deporte es liturgia, pero también mitología, dramatización colectiva de valores e identidades. La literatura, en este contexto, se convierte en el medio privilegiado para registrar y dar forma a este nuevo culto laico.
Violencia y fanatismo: luces y sombras del fenómeno deportivo
Una de las aportaciones más lúcidas del ensayo es su tratamiento crítico de la violencia y el fanatismo en el deporte. El deporte, puede exaltar valores como la cooperación, el respeto o la superación, pero también puede ser vehículo de odio, tribalismo, exclusión o agresividad. La literatura ha sabido captar esas tensiones, desde los relatos de boxeo como símbolo de brutalidad hasta las crónicas de partidos de fútbol en los que la pasión se convierte en violencia irracional. La figura del hincha fanático, la instrumentalización política del deporte, los cánticos racistas o las agresiones dentro y fuera del campo son retratadas en múltiples textos contemporáneos como síntomas de una sociedad enferma de competitividad y polarización.
Deporte y género: la conquista de la visibilidad femenina en la literatura deportiva
Otro de los ejes importantes del libro es la perspectiva de género. Tradicionalmente, tanto el deporte como la literatura deportiva han sido territorios masculinos, en los que la mujer estaba excluida o reducida a roles secundarios. Arnaldo recoge esta crítica y ofrece una visión integradora, rescatando figuras femeninas que rompieron barreras en el deporte y en la narrativa que lo retrata. Cita autoras como Lilí Álvarez, pionera del tenis femenino y ensayista brillante, o novelistas como Siri Hustvedt o Lionel Shriver, que han reflexionado sobre el cuerpo, el esfuerzo o la competición desde una mirada femenina. Esta recuperación de voces femeninas no es una concesión políticamente correcta, sino una reparación histórica. La incorporación de la mujer al relato deportivo enriquece el imaginario colectivo y transforma el discurso sobre el cuerpo, la identidad y la diferencia.
La novela y el cuento como territorios fértiles del relato deportivo moderno
Más allá del ensayo o de la crónica, El deporte en la literatura analiza cómo la narrativa contemporánea ha convertido el deporte en un escenario privilegiado para contar historias. La novela deportiva, vista como subgénero, ha alcanzado una madurez estilística y temática incuestionable. Desde Fiebre en las gradas de Nick Hornby hasta Saber perder de David Trueba, pasando por relatos breves de Borges o Benedetti, el deporte ya no es simple decorado, sino motor de conflicto y evolución. El fútbol, el boxeo o el running se convierten en marcos narrativos para explorar la adolescencia, la paternidad, la derrota o la redención. En este ensayo se estudia también el tono con el que se aborda el deporte: a veces nostálgico, a veces épico, otras veces irónico o desencantado. La literatura se adapta al lenguaje del deporte, pero también lo transforma, lo sublima, lo desmonta. El resultado es un corpus narrativo diverso y profundamente humano.
Educación, ética y espiritualidad: el deporte como escuela de valores
El libro defiende con pasión la dimensión formativa del deporte. Practicar o incluso contemplar deporte educa. En la literatura, los atletas suelen ser figuras que encarnan virtudes como la constancia, la humildad, la templanza o el sacrificio. La obra recupera la figura del entrenador como pedagogo, del equipo como comunidad moral, del esfuerzo físico como camino espiritual. Autores como Delibes, Baroja o Murakami plantean en sus textos que correr, luchar, entrenar o fracasar no son solo acciones físicas, sino modos de habitar el mundo con plenitud. Esta ética deportiva aparece reflejada también en textos jurídicos y políticos —en los que Arnaldo es especialista— como fundamento para una sociedad democrática y respetuosa. El deporte, afirma el autor, es una metáfora de la convivencia: con reglas, con límites, con adversarios a los que se respeta, y con la posibilidad siempre presente de la mejora.
La mercantilización del deporte y su impacto en la narrativa contemporánea
Este fenómeno ha tenido consecuencias estéticas y discursivas también en la literatura. El deporte ha pasado de ser épica a ser espectáculo; de ser rito a ser industria. Las biografías de futbolistas, los libros motivacionales o las crónicas deportivas en clave de negocio reflejan esta evolución. En El deporte en la literatura, se reflexiona con espíritu crítico, si esta deriva ha vaciado al
deporte de su alma o si, por el contrario, ha generado nuevas formas de relato y de épica. La literatura responde desde diferentes ángulos: con sátira, con nostalgia o con resignación. Pero siempre con la conciencia de que el deporte es, en última instancia, un espejo de nuestro tiempo: sus pasiones, sus contradicciones, sus promesas y sus fracasos.
EL AUTOR
Enrique Arnaldo Alcubilla es licenciado y doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, es letrado de las Cortes Generales y catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Rey Juan Carlos. Desde 2021 ejerce como magistrado del Tribunal Constitucional. Académico electo de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, ha sido también un profundo conocedor del mundo deportivo, tanto desde la perspectiva legal —presidiendo el Tribunal Administrativo del Deporte y colaborando con la Federación Española de Fútbol— como desde su afición personal, especialmente al fútbol, el golf y el pádel. Su vocación literaria nació en la revista escolar ‘Soy Pilarista’ y ha continuado en periódicos, revistas y ensayos jurídicos, hasta ahora. En El deporte en la literatura, su primera gran obra narrativa, rinde homenaje a sus dos pasiones: el pensamiento jurídico y la literatura.
Fuente: editorial Espasa