Se publica una novela de una autora muy poco conocida en español, Rachilde, una de las grandes autoras francesas del siglo XX, interesada por el erotismo, la pornografía, la identidad sexual y los esquemas de género.
Esta historia está ambientada en el faro de Ar Men, erigido sobre una roca aislada, a unas siete millas náuticas de la isla de Sein, el más alejado de la costa bretona. En él viven sus dos trabajadores: Mathurin Barnabas, hombre entrado en años y veterano en el faro, y Jean Maleux, quien se incorpora para ayudarlo. La torre y el faro son la isla, pues no hay más espacio terrestre, y son a la vez la frontera donde se pone de relieve la unión y la distancia que existe entre la feminidad, encarnada en la mar, y lo masculino, representado por el faro.
En el inmenso contraste entre el faro, que coloniza la roca donde se asienta, y el océano, que inunda el resto del paisaje, en ese borde abismal y neurótico que nos separa de la vida, Jean Maleux va degenerando de hombre a animal mientras observa a su compañero Barnabas, embrutecido y enajenado tras décadas de aislamiento en el faro.
La historia acabará difuminando las diferencias que pueden concebirse entre lo normal y lo abyecto. Los valores y lo humano van desapareciendo a causa del aislamiento de los personajes y de la influencia de la mar, esa masa incontrolable y mítica que juega a erotizar todo a su alrededor, a la vez que trae la muerte.
He aquí la literatura de Marguerite Vallete-Emery, conocida como Rachilde (1860-1953), que está considerada en el canon literario perteneciente al movimiento decadentista, en el cual gozó de gran fama y reconocimiento y desde el que protagonizó más de una polémica en vida. El acceso –poco supervisado– a la biblioteca de su abuelo la acercó desde muy joven al interés por el erotismo, la pornografía, la identidad sexual y los esquemas de género. Era bisexual, pero se casó con el también escritor Alfred Vallette y juntos gestionaron la Mercure de France, una revista literaria cercana a escritores como Alfred Jarry o Jules Renard.
Con Oscar Wilde
Además, Rachilde auspició uno de los primeros salones literarios en París y tuvo un papel determinante en la formación del legado de Oscar Wilde, por medio de artículos en defensa del amor homosexual, encargos de nuevas traducciones y promoción de sus obras. Rachilde consagró toda su obra literaria a cuestiones relacionadas con la inversión, la sumisión y la dominación, y de entre sus obras pueden destacarse, entre las narrativas, Monsieur Venus, Nono y La Marquise de Sade, y entre las de teatro, L’Araignée de Cristal.
En 2016, la editorial KRK publicó precisamente Monsieur Venus (1884), que encantó a Wilde hasta tal punto de que se dice que le inspiró algunos aspectos de su única novela, El retrato de Dorian Gray. Estamos ante uno de los textos clave del movimiento decadente en Francia y una de las obras más escandalosas de su tiempo. Rachilde, que acostumbraba a aparecer en sociedad con indumentaria, aspecto, y comportamiento masculinos, fue asimismo una de las figuras más ambiguas y atractivas del París finisecular.
Por ello, y por esta novela, a la autora se la condenó con una condena a dos años de cárcel y una multa de dos mil francos, ante lo que Paul Verlaine, entre otros, le mostró su apoyo afirmando que con ella Rachilde «había inventado un nuevo vicio». Planteando una original revisión de Fausto y de Pigmalión, Rachilde narra en Monsieur Venus la historia de Raoule, mujer fatal aristócrata, y Jacques, hombre andrógino de clase obrera atrapado en las garras de ella, involucrados en una relación que acabará desdibujando sus respectivos roles de género.
Desde la citada editorial se afirmó que estábamos frente a una visión audaz y anticipadamente queer en la figura de los dos personajes principales, que es donde reside el mayor potencial subversivo del texto. La edición restablece la primera edición belga de 1884, que incluye un capítulo entero suprimido en la edición francesa de 1889 y en todas las sucesivas. De este modo, el lector podía apreciar los pormenores de un texto que, en palabras de la crítica norteamericana Camille Paglia, es «una de las cosas más extrañas jamás escritas por una mujer».
La torre de amor
Rachilde
Hermida, traducción de Teresa Soto Tafalla, 156 pp., 19 €